8 Formas para llegar a un acuerdo entre Ordenados y Desordenados

¿Alguna vez te has encontrado viviendo con alguien que tiene una idea completamente diferente sobre lo que significa ser “ordenado”? A lo mejor tú eres de los que disfrutas teniendo todo en su lugar, mientras que la otra persona parece dejar caos por donde pasa.

Muchas veces hay familias donde unos necesitan tenerlo todo organizado, y otros donde pueden estar cómodamente en espacios donde parece que un tornado ha pasado por allí.

Vivir con alguien que tiene una forma diferente de ver el orden puede ser una verdadera prueba de paciencia. Pero ojo, ¡no tiene por qué acabar en peleas ni frustraciones! Con unas cuantas estrategias sencillas, es totalmente posible vivir juntos en paz, aunque tengamos ideas distintas sobre el orden.

Aquí van algunos consejos que hemos ido puliendo en casa, y que espero que te sirvan si te pasa algo parecido.

1 – Primero, ¡hablar!

Lo primero para evitar dramas por el orden en casa es tener una conversación clara. No se trata de echar la culpa a nadie ni decir que su manera de organizar es incorrecta, simplemente es cuestión de hablar sobre lo que cada uno necesita para sentirse cómodo en casa.

Todos deberían expresar cómo se sienten con el estado actual del hogar y qué nivel de orden les gustaría tener. El desorden puede ser un estrés para algunos, mientras que para otros, un poquito de caos no les molesta. Así que, lo mejor es escuchar a todos, sin juzgar, para que cada uno se sienta entendido.

2 – Establecer objetivos comunes

Aunque cada uno tenga su propio concepto de “orden”, seguro que pueden ponerse de acuerdo en algunos puntos clave. Piensa en objetivos sencillos, como que el salón siempre esté presentable, o que las encimeras de la cocina se mantengan limpias.

Se puede empezar con metas pequeñas, como comprometerse a limpiar 15 minutos al día las áreas comunes, y así no se acumula el desorden y nadie se siente presionado. Y lo mejor: al final, todos se sentirán parte del equipo.

3 – Llegar a acuerdos y ser flexibles

Es difícil que todos tengan el mismo nivel de orden todo el tiempo, y eso está bien. La clave es encontrar un equilibrio donde todos se puedan sentir cómodos.

Una buena idea es que los espacios compartidos (como el salón, la cocina o el baño) estén más organizados según un acuerdo mutuo, pero que en las habitaciones privadas, cada uno tenga más libertad para dejar todo como quiera. ¡Que cada quien tenga su espacio!

4 – Asignar tareas según lo que cada uno disfruta

A veces, el desorden no tiene que ver con la necesidad de caos, sino con la habilidad para mantener las cosas en orden. Cada persona tiene sus fortalezas en las tareas del hogar. Mientras que algunos disfrutan de organizar, otros se sienten más cómodos con tareas como pasar la aspiradora o limpiar el polvo.

Por eso, ¡delegar según lo que a cada uno le gusta hacer! Así el hogar se mantiene más organizado y, al mismo tiempo, nadie se siente obligado a hacer algo que no le apetece.

5 – Ser flexible

El desorden también puede aparecer cuando estamos demasiado ocupados o cansados para ordenar. Eso es normal, ¡todos tenemos días en los que no tenemos ganas de hacer nada!

Por eso, es importante ser flexibles. Si uno está agotado, pueden turnarse para hacer las tareas o intercambiar responsabilidades. De esta forma, nadie se siente sobrecargado, y el ambiente en casa se mantiene tranquilo.

6 – Mantener el buen rollo

Vivir con alguien que tiene otro concepto de orden requiere mucha paciencia y comprensión. No todo el mundo ve el orden de la misma manera, y tratar de imponer tu estándar puede solo generar fricciones.

Así que, en lugar de enfocarte en lo que no se ha hecho o en lo que te molesta, ¡mejor celebra lo que sí se ha hecho! Si alguien se toma el tiempo para organizar o limpiar algo, ¡agradécelo! De esta manera, se genera un ambiente positivo y cooperativo donde todos quieren poner de su parte.

Recuerda que el objetivo no es quién tiene la “mejor” manera de ordenar, sino encontrar un equilibrio donde todos se sientan cómodos. Al final, se trata de crear un hogar en el que todos puedan disfrutar, con un poquito de desorden o con más estructura, lo que funcione mejor para todos.

7 – Crea un sistema que funcione para todos

Al final, lo más importante es encontrar un sistema de orden que funcione para todos los que viven en la casa. No se trata de encontrar la perfección, sino algo que funcione en conjunto.

Esto puede significar probar diferentes rutinas o crear un calendario de tareas para ver qué tal va. Si algo no funciona como pensabas, ¡no pasa nada! Lo importante es estar dispuestos a ajustar el plan y hacer reuniones de vez en cuando para asegurarse de que todos estén contentos con cómo van las cosas.

Recuerda: lo fundamental es el compromiso de todos. Un sistema súper rígido no suele funcionar para las personas con hábitos más flexibles. Si te mantienes con la mente abierta y listo para cambiar lo que sea necesario, será mucho más fácil lograr un ambiente relajado y en equilibrio.

8 – Lo más importante: dejar que cada uno sea como es

Todo el mundo necesita su propio espacio para sentirse cómodo, ¡y eso incluye tener la libertad de ser tan ordenado o desordenado como le dé la gana!

Ya sea un dormitorio o un pequeño rincón de la casa, asegúrate de que cada persona tenga su lugar donde pueda ser ella misma sin preocuparse por cumplir con los estándares de los demás. Es su zona de confort, un lugar donde pueden dejar cosas fuera si lo necesitan, o poner todo en su lugar como prefieran.

Respetar este espacio personal es clave para evitar frustraciones y mantener la paz en casa. ¡Un poco de libertad para relajarse es fundamental para que todos estén felices!

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