Me encanta decorar con libros, es una manera de hacer que luzcan y que salgan de esos escondites en los que a veces los tenemos.
Aunque en este proyecto no estaban escondidos, ya que la librería de mi clienta está situada en el pasillo principal, era una librería que no respiraba, el motivo: estaba repleta de ellos, y una gran parte ya no interesaban a mi cliente porque habían dejado de ser inspiradores para ella.
El primer trabajo fue algo complicado, ya que tocaba repasar todo lo que en ella había y decidir qué es lo que sí mantenía y que no. Y eso de fácil tiene poco, pero si queríamos conseguir un espacio que respirara era imprescindible.
Una vez decidido que mantenía y que no, llegó el turno de ordenarla. Las maneras pueden ser muchas: por colores, por autor, por temática, por tamaño, el sistema lo escoge cada uno en función de lo que mejor le funcione. En este caso mi clienta prefirió por colores, y eso para mí es uno de mis órdenes fetiches, ordenar las librerías por colores. Me encanta hacer combinaciones atrevidas, utilizar objetos decorativos que están por la casa sin sentido, incluso a veces aprovecho tazas, copas olvidadas en armarios, velas de cualquier color, marcos sin foto a los que ponemos foto, lo que sea, combinado con un libro de un color parecido, pueden obrar milagros, y convertir una librería sin vida, en un espacio que respira e inspira.
Revisa tus librerías y conviértelas en un espacio inspirador.