A veces la diferencia para que un armario se vea ordenado o no, armonioso o no, es cuestión de pequeños detalles, y este era el caso.
En este armario no era necesario hacer una gran purga, el problema no era la acumulación de un montón de ropa sin utilizar, que suele ser lo habitual, en este caso, el armario tenía ruido visual, es decir, pequeños detalles que hacían que visualmente mi clienta no tuviera un armario que mirarlo le hiciera disfrutar de todo lo que en él tenía.
Los detalles son fáciles de identificar:
Con unos pequeños cambios conseguimos armonizar el espacio: perchas nuevas y finas, aportaban homogeneidad y comodidad al mismo tiempo. Cajas de zapatos iguales ayudaba a neutralizar el caos visual de la parte inferior. Y por último, dejar en la parte superior lo que realmente debía estar en ese espacio, almacenarlo correctamente y sacar del escondite los sombreros que tanto gustan a mi clienta, hicieron el resto.
Mira tus espacios, porque a veces los cambios pueden conseguirse con pequeños detalles.